El secreto no está en correr más rápido que los demás, sino en ayudar a que todos avancen juntos. Y si bien la meritocracia tiene su espacio, es en la colaboración y el crecimiento conjunto donde realmente encontramos el verdadero valor de una empresa que tiene como propósito el humanizar el entorno de trabajo continuamente. Por eso, defender tu salario en tu entorno de trabajo suele ser una tarea complicada cuanto menos.
Si te pregunto, ¿para qué trabajas? ¿A quién estás impactando? ¿Crees que sabrías contestarme? Quizás sí, pero muchas personas en sus organizaciones han perdido parte del significado, el impacto y valor real que tiene su trabajo para sus clientes y usuarios y, yendo más allá, para la sociedad en general.
¿Cómo he vivido mi «defensa salarial»?
En el mundo empresarial contemporáneo, las cuestiones salariales suelen manejarse en la sombra, lejos del escrutinio público y, a menudo, de los propios empleados. Sin embargo, recientemente, tuve la inusual experiencia de defender mi salario ante mis compañeros en Thinking With You, cosa que jamás había tenido que hacer en mi vida porque siempre estaba solo ante mis jefes.
La mera idea de tener que justificar la compensación en un escenario tan abierto podría generar escalofríos en muchos. Pero esta situación, a diferencia de lo que se podría suponer, se convirtió en un testimonio la filosofía de la empresa. A lo largo del proceso, no me sentí en una silla caliente, sino más bien apoyado por un equipo que se esforzaba por comprender y ayudar. Me hicieron preguntas para entender mi situación y buscamos múltiples salidas y caminos. Al final encontramos una solución que fue consentida por el equipo.
La transparencia salarial es un tema polémico en la mayoría de las organizaciones. Sin embargo, lo que viví en TWY fue un ejercicio de autenticidad y reflexión sobre el valor, no solo monetario, sino humano, que cada individuo aporta a la empresa.
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El análisis económico tradicional tiende a favorecer la meritocracia, una estructura en la que los logros individuales se premian proporcionalmente. Sin embargo, creo que resulta esencial recordar que, aunque la meritocracia tiene un lugar en la economía moderna, no es una solución única ni definitiva. La experiencia que viví en Thinking apunta hacia la creciente relevancia de la carrera horizontal, una perspectiva que valora la colaboración y el crecimiento conjunto por encima de la competencia individual.
Este enfoque horizontal desafía la norma y pone de relieve una pregunta fundamental:
¿Debe el valor individual siempre medirse en términos de logros individuales, o hay espacio para una valoración más holística que reconozca la importancia de los logros alcanzados en equipo?
La respuesta, al menos tras esta experiencia que viví, es un rotundo sí a la visión holística. En un mundo laboral que cambia rápidamente, las empresas que adoptan un enfoque más humano y colaborativo pueden conseguir una ventaja competitiva: un talento humano que se siente valorado, comprendido y, en última instancia, más comprometido con el éxito de la empresa. Es como me estoy sintiendo, al menos yo, en estos momentos.
Cambio de paradigma en la gestión empresarial moderna
Esta experiencia resalta un cambio de paradigma en la gestión empresarial moderna. En un escenario actual de competencia feroz y de individualidad, es vital recordar la importancia de caminar juntos, de humanizar nuestro entorno y de entender que la verdadera riqueza de una empresa está en su gente y en la forma en que se tratan entre sí. El trabajo que hacemos y el dinero que producimos de forma individual y colectiva en una compañía, no tiene por qué ser un resultado en sí mismo. Es realmente un medio. El dinero es el oxígeno para seguir funcionando, para generar economía y aportar a la sociedad nuestro granito de arena.
Y ahora, nos gustaría leerte a ti, ¿nos compartes alguna vivencia sobre este tema? Nos encantará conocer tu experiencia al respecto. ¡Anímate!