Los camareros aprenden a ser camareros dando la impresión de que son camareros. Los camareros caminan de una manera determinada, tienen una actitud concreta, se sitúan en un punto entre la intimidad y el distanciamiento, etcétera. Todo eso está muy bien siempre que el camarero sea consciente de que solo es un rol.
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Más allá de una etiqueta, somos existencia

La existencia precede a la esencia, esa fue la sentencia de Jean-Paul Sartre, filósofo francés del siglo XX que influyó enormemente en el existencialismo filosófico de la época. ¿Qué quería decirnos? La explicación en su versión resumida es que no somos seres con una naturaleza determinada e inmutable en el tiempo, como puede ser una televisión. A diferencia de las cosas, nuestra esencia es indeterminada e indefinida per sé. En el instante en que comenzamos a vernos como objetos, sin más, dejamos de Ser para cosificarnos. Dicho así puede sonar ajeno para quienes no estéis familiarizados con este tipo de jerga más filosófica, así que a continuación vamos a profundizar juntos en esta idea.

Si trasladamos el pensamiento de Sartre al contexto laboral, cabe preguntarnos, ¿el rol que desempeña una persona en una empresa define su esencia? ¿Cómo son las organizaciones existencialistas? Si así fuera, ¿cómo impactaría esto en su identidad? Con la intención de responder a esas cuestiones, tomaré como punto de partida la reflexión del camarero expuesta al inicio.

Ser o hacer, no es la cuestión

Efectivamente, ser o hacer no es la cuestión. Creo que -en mayor o menor medida- cualquiera de nosotros hemos podido sentir que nuestro Ser se identificaba con nuestra definición de lo que hacemos en la organización a la que pertenecemos. Pero en realidad -detrás de lo que hoy estamos realizando-, reside la posibilidad de hacer algo diferente mañana, hoy mismo, si cabe. En este sentido, vemos que nuestro Ser no viene dado. Con esto no me estoy refiriendo a un “Ser in vitro”, aislado, inserto en un entorno controlado, sino que se realiza dentro de la vida misma, construyéndose en los cambios que asumimos en cada decisión que tomamos.

Porque en cada paso que damos, ya estamos -desde nuestro libre albedrío- tomando consciencia del vértigo que supone tener que ser ahora y no mañana. Nuestro Ser va haciéndose, es pura indeterminación, potencialmente creativo. No está cerrado a un estado presente.

Para no quedarnos en la mera abstracción de la idea que os quiero transmitir, retomaré el caso del camarero. Retomando lo dicho al principio, ese apego ciego a la etiqueta de “ser esto”, en nuestro caso “ser camarero”, parece reflejar de primeras cierta imposibilidad de la persona para decidir cómo ejercerá su rol. Por qué no preguntarte, ¿quién eres tú? ¿qué puedes realizar de diferente en tu rol de camarero? Y así, desde el momento presente que vives, permitiéndote Ser, transforma lo que socialmente se pueda esperar de “un camarero”. Por ejemplo, imagínate que tienes la habilidad de patinar y esto mismo lo trasladas a tu ámbito de trabajo. Ya estás poniendo de ti en tu forma de hacer las cosas, creando tu propia identidad laboral.

Desde luego esto apunta más a una cuestión de actitud y autoconocimiento personal ante lo que nosotros, como profesionales, decidimos hacer, y por tanto Ser, y no tanto a lo que esperan otros que hagamos. Aquí es donde siento que reside nuestra capacidad de crear lo que somos en cada instante. 

Más allá de lo dado, hay algo que aún puede ser creado,

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