En las colaboraciones que hacemos en grandes organizaciones -y no tan grandes- es común escuchar expresiones como:

«Son los requerimientos de negocio», «Se trata de una directiva de la empresa», «Háblalo con IT», o «Es responsabilidad del management».

Utilizamos conceptos abstractos para representar a un grupo de personas y -aunque en general se trata de economía del lenguaje- tiene sus consecuencias.

En organizaciones donde existe una división de información por silos -que suelen ir asociados a diferencias de objetivos- el hecho de hablar de negocio, IT o Management, sólo refuerza las barreras de la organización. Esta separación dificulta la colaboración real donde el nosotros y nuestros objetivos, debería ser la mayor abstracción presente. Estas abstracciones lo que hacen es generar una despersonalización de la organización que me lleva a la distancia más que a la cercanía.

Pensando en frases como: «Estos son los requisitos que ha puesto negocio», llegado el momento de revisarlos, si no he estado presente en la definición de requisitos, se me hace difícil plantearme qué hacer para conversar sobre ellos porque yo, individuo, soy incapaz de hablar con negocio, ente abstracto. Sin embargo, si lo planteamos como: «Estos son los requisitos que acordamos con Fulanito, del departamento de Ventas», tengo como referencia una persona con la que puedo juntarme en la misma sala y replantear esos requisitos.

La empresa, los departamentos, los equipos no tienen necesidades, son las personas que forman esos conglomerados los que las tienen y, por lo tanto, son con los que puedo sentarme a conversar y revisar sus necesidades y ver la forma de cubrirlas.

El hecho de hablar a ese nivel de abstracción provoca separación (hay un nosotros y un vosotros), ya que, cuando marcamos etiquetas, generamos una barrera. Yo soy de IT y tú eres de negocio, y si además tengo un objetivo diferente al tuyo, de forma consciente o inconsciente, voy a buscar cumplir el mío sin cuidar tanto de cumplir el tuyo.

Los modelos de equipos multidisciplinares buscan romper con estas abstracciones y distinción de objetivos, poniendo en un mismo equipo (una nueva abstracción) a todas aquellas personas con las que puedo revisar las necesidades de todos.

La cosa se pone seria cuando, además de abstracciones como departamentos, equipos o empresa, sumamos una mucho más importante como es la cultura:

«Lo hacemos así como parte de nuestra cultura de empresa».

La cultura son convenciones que cada individuo aceptamos, y la empresa, en realidad, no es nada, sólo los individuos que nos juntamos para conseguir un objetivo.

Así que tengamos claro que la empresa no existe. La empresa son las personas que la conforman. De hecho, cuando tenemos en cuenta esto podemos romper esas barreras de abstracción y hablar cara a cara con las personas y, conjuntamente, cambiar la cultura organizacional.