Como indico en el título escogido para este post, quiero aprovechar este espacio para contaros cómo he vivido el proceso de (s)elección en Thinking With You. Hace ya dos años -que se dice pronto- que sigo los pasos de esta empresa, pero fue en estos últimos meses cuando comenzamos a propiciar más momentos para conocernos. Antes de entrar en profundidad en este proceso de conocimiento mutuo, me parece interesante advertir, desde el principio, el matiz tan sutil (y a la vez tan diferenciador), que contiene la expresión “proceso de (s)elección”, como dicen por aquí.

A diferencia de otros contextos organizacionales que orientan su acción hacia paradigmas de pensamiento tradicionales y estancos, alejados de las necesidades de las personas, Thinking With You se apoya en valores propios que parten de poner a ésta en el centro de cualquier decisión, añadiendo un valor diferencial en su hacer.

Pero, ¿por qué hablar de proceso de (s)elección y no de selección?

En Thinking no se realiza un proceso de selección al uso -puntual y tedioso para quien lo sufre-, sino que se vive un proceso de (s)elección. Quizá os preguntéis qué hay de diferente en este segundo término con respecto al primero. Pues bien, en el proceso de (s)elección entran en juego tanto la empresa que busca a X persona -ojo que no hablo de empleado- como la persona interesada en dicha empresa, en este caso Thinking With You. El interés nació por ambas partes y se gestionó de manera honesta y directa en el transcurso del mismo. En este punto quiero hacer hincapié en el concepto de “transcurso”, ya que verdaderamente lo que he sentido ha sido un periodo de contacto cercano con la empresa, hasta que, finalmente, me he incorporado a ella. Durante ese tiempo realmente hemos podido elegirnos, es decir, “nos hemos vivido”, y a partir de ahí hemos optado, desde la decisión consciente y dialogada, por seguir conociéndonos, esta vez desde el roce diario que conlleva el trabajo.

Resalto la idea de “vivirnos” porque durante todo el proceso cobró gran protagonismo, ya que fue desde donde se construyó una relación de comunicación estrecha entre el equipo y yo. Nunca antes había podido ser parte y -lo que es más sorprendente-, tomar parte en las decisiones del día a día del trabajo de un equipo desde la posición de potencial candidato. Esta manera de comprender el papel de la persona que está al otro lado, plantea un nuevo modelo de selección basado en la participación conjunta. En este sentido, me resultó muy gratificante comprobar que hay empresas que apuestan por hacer las cosas de otra forma, mucho más natural y orgánica.

Sé que esto que acabo de decir puede descolocar a algunas personas, pero os puedo asegurar que en mis palabras no hay filtros añadidos, sólo un testimonio.

La participación de todo el equipo

Otro aspecto que llamó positivamente mi atención fue la participación de todo el equipo en este proceso. Acostumbrada a ser citada por un reclutador de Recursos Humanos para realizar una entrevista sobre mi trayectoria académica y profesional, en Thinking ese tipo de ceremonias son sustituidas por una especie de invitación para charlar con el equipo (sin jerarquías ni decisiones unilaterales por parte de los socios), y así “vivir” junto a ellos uno de sus míticos Viernes-Thinking (reuniones semanales pensadas para que el equipo conecte y trate aquellos temas que han suscitado interés durante la semana).

Como veis, de todo este proceso vivido se desprenden grandes dosis de generosidad y transparencia. Ésto último es otro rasgo distintivo que también destacaría de la manera de ser y de hacer de Thinking. Porque desde que iniciamos el proceso de (s)elección hasta la comunicación del salario que iba a recibir, todos, absolutamente todos los pasos, se han centrado en dar respuesta a la siguiente pregunta:

¿Qué necesita la persona para que el salario no sea algo de lo que preocuparse?

Desde esta preocupación, la decisión de mi salario fue algo que partió de una propuesta personal, consensuada posteriormente con el equipo. Éste es un detalle que valoré mucho, ya que nunca antes había vivido algo semejante en ninguna empresa.

Quiero matizar que a la hora de sopesar dicha propuesta operaron una serie de variables conjuntamente. Por un lado la variable individual, ligada al cuidado por las finanzas del candidato en particular, y por otro, las del propio equipo: Thinking With You como tal. Equilibrar ambas esferas os puedo asegurar que no es algo trivial, pues requiere de compromiso para con uno mismo y para con los demás (dilemas morales añadidos).

Al final de lo que se trataba todo esto era de generar una relación sostenible en el tiempo y cuidada desde el primer momento.

En este sentido, considero que esta forma de gestionar dicho proceso ha ayudado a que pueda desarrollarse una confianza y un cuidado mutuo por ambas partes, reforzando en doble dirección el sentimiento de seguridad y bienestar.

Y ahora, un mes después, me hace feliz ver desde dentro cómo se sigue articulando este proceso tan inusual, que convierte a Thinking With You en un espacio de desarrollo personal y profesional donde lo que prevalece por encima de todo es la persona.

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