Cada encuentro sobre educación es una oportunidad para cambiar nuestra perspectiva sobre el mundo en el que vivimos. Un mundo VUCAH (Volátil, Incierto, Complejo, Ambiguo e Hiperconectado) en el que los puestos de trabajo de nuestras hijas y nuestros hijos están aún por crear, en el que las herramientas tecnológicas que utilizarán aún no se han inventado. Vivimos en un mundo de cambios exponenciales.

¿Cómo se supone que debemos navegar en un mundo así?

Tener una mentalidad ágil que sea capaz de responder al cambio de forma eficiente, será parte de la respuesta. También serán fundamentales los entornos de aprendizaje que creemos.  Ahí es donde entra en juego el enfoque democrático.

El enfoque democrático

En la antigua Grecia, el ágora (lugar de reunión) era el espacio público central donde tenían lugar los asuntos democráticos, los negocios y las conversaciones filosóficas. También era un lugar para pasar el tiempo. Por supuesto, no queremos volver a esos tiempos, ya que muchos sectores de la población estaban excluidos, pero las personas elegidas al azar debían hacerse cargo de la ciudad y convertirse en la ley durante todo un año. Era un deber y un privilegio de cada ciudadano asumir la responsabilidad de sí mismo y de sus conciudadanos. Es interesante ver que el origen de la palabra ‘idiota’ viene de ahí. Así se llamaban a las personas que rechazaban ocuparse de los asuntos públicos y se centraban en sus intereses propios (“idio” significa propio). Hoy en día, la democracia se confunde a menudo con el sufragio, que es el acto de elegir a las personas.

La verdadera democracia debería tener lugar en el día a día, cuando nuestras decisiones y acciones se convierten en actos políticos. Los complejos tiempos que vivimos nos invitan a redefinir la democracia y a implementarla desde edades tempranas si queremos tener ciudadanos realmente responsables.

En nuestro actual sistema educativo, lo que suele ocurrir es que los alumnos piensan que su proceso de aprendizaje es responsabilidad de otra persona. Entonces, ¿cómo podemos esperar que adquieran las capacidades y habilidades para navegar en un mundo VUCAH y tener una vida significativa?

Una verdadera democracia debe ser inclusiva. Esto nos lleva al tema de la innovación. La innovación en la educación no debería ser sólo para unos pocos estudiantes privilegiados. En el proceso de un ecosistema educativo democrático que realmente funcione, debería haber un «nicho» para todos.

Agilidad y educación

¿Y qué tiene que ver la agilidad con la educación? Probablemente todo. Si creamos el entorno adecuado con la mentalidad correcta, podemos conseguir algo  esencial: devolver la responsabilidad del proceso de aprendizaje a las niñas y niños, a los estudiantes. El entorno adecuado puede ser uno democrático con una mentalidad ágil. Uno de los muchos problemas a los que nos enfrentamos hoy en día es que vivimos en lo que algunos llaman «quejocracia». Nos quejamos del sistema y hacemos grandes discursos sobre cómo el sistema no funciona, pero ¿de qué sirve si no va seguido de acción?

Ahora es el momento de actuar y esta crisis global es nuestra oportunidad para hacerlo. Es el momento de planificar juntos mediante sinergias (buscando equipos ágiles multidisciplinares y multifuncionales), actuar y aprender de nuestras acciones antes de adaptarlas.

Este tipo de experiencias ya se están llevando a cabo en todo el mundo y merecen ser visibilizadas a través de documentos basados en la evidencia de hechos reales para que puedan ser replicadas y adaptadas a un entorno cultural diferente.

Un ejemplo de entorno ágil y democrático es un proyecto llamado The Treehouse Club para niñas y niños de 7 a 14 años. Este proyecto demuestra que el entorno creado puede aplicarse también al alumnado de todas las edades. Todos los y las participantes tienen la sensación de compartir la autoridad, la independencia, la libertad de elección y una valiosa opinión sobre lo que ocurre en ese entorno. Utilizan tableros Kanban y eduScrum para llevar a cabo sus proyectos, lo que les ayuda a desarrollar su sentido de la propiedad, así como las 6 Cs de la educación (Colaboración, Comunicación, Creatividad, Pensamiento Crítico, Elección y Cuidado).

Una llamada a la acción

Cada encuentro sobre educación es una llamada a la acción para crear entornos democráticos, inclusivos y ágiles para que los estudiantes puedan convertirse en los arquitectos de su propio aprendizaje. También es una llamada a la acción para aprovechar la oportunidad de conectar con ponentes y participantes y crear sinergias, que se traduzcan en acciones concretas.

El Open Space Educación 2021 que tuvo lugar los días 5 y 6 de noviembre es un ejemplo de lo que puede pasar cuando creamos un entorno de confianza abierto, respetuoso, inclusivo donde podemos explorar otras formas de vivir la educación. De ahí ha nacido una comunidad educativa. ¿Qué pasará con esta comunidad? Aún no lo sabemos, pero lo decidiremos juntos de forma ágil. Eso sí, lo que sabemos es que mantendremos el entorno del Open Space y lo que empezaremos haciendo es conocernos mejor y luego, definir juntos, escuchando todas las voces, nuestro ‘para qué’.

Además de ser el lugar de la antigua Grecia que mencionamos anteriormente, la palabra «ágora» en lengua asturiana, así como en portugués, significa «ahora«. Ahora es el mejor momento para pasar a la acción. ¡Actuemos ya!