El pasado 11 de marzo, la OMS catalogaba como pandemia la propagación del COVID-19. Era cuestión de días que esto sucediera, ya que el elevado aumento de contagios a nivel mundial no cesa. España es uno de los países que ahora mismo encabeza -por desgracia- el número de casos. Además Madrid (la ciudad donde nos encontramos) es la provincia con mayor incidencia.

Desde el pasado miércoles las autoridades prohibieron la asistencia a universidades, colegios y guarderías, por lo que muchas empresas se han animado a trabajar en remoto. Parece que esta situación puede alargarse algunos meses. ¿Y esto cómo nos está afectando en Thinking?

Cambio de hábitos

Trabajar en remoto nos está exigiendo un cambio de mentalidad. Es la primera vez que nos encontramos con todo el equipo en remoto durante todo el tiempo. Trabajar cada día, durante toda la semana, desde casa, es algo que no habíamos experimentado de manera continuada. Por eso creemos importante tener en cuenta ciertos hábitos personales.

Además, las personas con hijos y personas mayores a su cargo, necesitan poder conciliar el trabajo con el cuidado familiar. No todo el mundo puede permitirse ayuda externa en estos momentos, así que también en el equipo nos estamos enfrentando a un reto nuevo y exigente. Algunas personas han cambiado sus hábitos: se levantan muy temprano para avanzar trabajo antes de que se despierten los niños, tienen paradas a mitad del día para poder ocuparse de ellos y retoman la jornada en la tarde cuando ya tienen relevo de otra persona…

Otros utilizan técnicas al estilo “pomodoro” en pareja y combinan horarios para poder también acompañar a los más pequeños con sus tareas escolares. ¡En realidad solo se ve una pequeña parte de la enorme labor que estáis haciendo todos los que sois padres o madres estos días!

Infraestructura para trabajar en remoto

Nosotros nacimos con una cultura en la que trabajar en remoto es algo habitual. No tuvimos oficina hasta pasados 2 años, y hasta hoy, en el equipo hemos decidido trabajar desde casa cuando hemos querido.

En este sentido no hemos tenido que cambiar nada. Seguimos utilizando Slack, Suite de Google, Trello, Zoom, y el sinfín de herramientas colaborativas que tenemos, que aún exigiendo más de ellas en estas semanas, nos están funcionando a la perfección y seguimos aprendiendo con ellas. Claro que tampoco nos habíamos enfrentado a la obligatoriedad de tener que hacerlo. Hasta ahora ha sido una elección que aprovechábamos.  

Lo que sí nos ha cambiado es el trabajo con nuestros clientes, que principalmente era presencial y ahora se ha trasladado 100% a trabajo en remoto.

La cafetería

Una de las cosas que más echo en falta en el trabajo en remoto es ese espacio de encuentro y charla distendida que se produce cuando te tomas un café con otro compañero. Nos pareció interesante seguir manteniendo ese espacio, por lo que hemos generado una cafetería virtual con un canal de Slack (#cafetería) donde avisamos de que vamos a entrar a una sala virtual durante un rato. Así, cualquier otra persona a quien le apetezca compartir ese espacio distendido puede hacerlo. No hablamos sobre algo de trabajo necesariamente, sino que nos encontramos, nos escuchamos y dejamos que surjan las ideas y conexiones como sucedería en la oficina.

Gestión de emociones

Y es que por la cabeza de cada uno de nosotros pasan diferentes cosas. En general estamos bastante positivos, aunque sí preocupados por la incertidumbre de la situación. Hemos cambiado el formato de nuestra reunión diaria de sincronización -que antes realizábamos asíncronamente por un canal de Slack- a una sincronización por videoconferencia. Esto nos permite al menos vernos las caras y escucharnos. ¡Mucho mejor! 

Compartimos cómo nos sentimos, cómo vivimos el reto de la conciliación, qué emociones estamos viviendo alrededor también del estado de alarma y de las conversaciones que cada uno tiene en su entorno familiar. Nos damos el soporte emocional y acogemos eso que también está pasando dentro del equipo.

Pienso que todavía no tenemos suficiente rodaje en estos días pero que, pronto, notaremos no solo el desgaste físico de trabajar aislados, sino también la “resaca emocional” que deja el estrés ante estos cambios tan drásticos, la soledad en algunos casos del trabajo en remoto y la presión ante el necesario ritmo de aprendizaje de cada uno a las herramientas junto a las dificultades de la propia adaptación. Pronto podremos conocer más sobre este impacto psicológico también.

Aprendiendo a trabajar completamente en remoto con el cliente

Ahora, al estar todo el tiempo en la distancia, la interacción que se daba naturalmente con la presencia física, cambia. Aunque con nuestras herramientas de comunicación interna sea más sencillo entre nosotros, necesitamos aprender a generar esos espacios con nuestros clientes.

Estar cerca, seguir acompañando individualmente como hacemos a diario cuando es necesario, y en equipo también, con nuevas formas de facilitar sesiones a distancia. Pensamos en cómo podemos incluirnos en sus conversaciones, así como que nos tengan igual de presentes como cuando estábamos físicamente juntos. ¡Éste está siendo nuestro aprendizaje a marchas forzadas para poder estar a la altura de lo que queremos aportar a los clientes!

Formación on-line

Seamos sinceros: el COVID-19 nos ha provocado el aplazamiento de todas las formaciones presenciales. Por suerte, nuestros ingresos no provienen exclusivamente de esta actividad, pero sí lo suficiente como para que pueda suponer un impacto importante si se sostiene en el tiempo. Sobre todo porque utilizamos mucho las formaciones como preámbulo de colaboración con nuestros clientes, así como una manera de alinear y compartir conocimiento. 

Estamos trabajando ya en el re-diseño de algunas de las formaciones que tenemos en formato presencial. Pensamos que la experiencia de formación en remoto es muy diferente a una formación en sala, por lo que no vamos a copiar y pegar simplemente a un formato remoto lo que ya hacemos, sino que vamos a darle una vuelta desde cero. 

Facilitación de reuniones en remoto

Una de nuestras labores de acompañamiento consiste en facilitar espacios de sincronización y conversación donde las personas tengan conversaciones que realmente merezcan la pena. Al estar trabajando en remoto estas conversaciones se están produciendo en mayor medida en sesiones por videoconferencia. Ya comentamos hace un tiempo algunos consejos para facilitar este tipo de sesiones. Estamos aprendiendo muchísimo más a base de experimentar, practicarlo frecuentemente y viviendo directamente las consecuencias y necesidades concretas que emergen cuando se está permanentemente conectado a una pantalla. 

Conclusiones

Esta experiencia que estamos viviendo en Thinking es totalmente novedosa. Somos una empresa que siempre se ha caracterizado por ser  una organización líquida, con unas dinámicas de trabajo que ya contaban con que nuestro trabajo no se desarrolla estando todos juntos en la oficina.

Sin embargo, nunca nos habíamos enfrentado a este contexto en el que, por obligación, todos tengamos que estar trabajando remotamente. Nos está suponiendo un bonito reto de aprendizaje, de autoconocimiento personal y de re-aprendizaje en cuanto a formas de trabajo y gestión de relaciones internas y en lo que a nuestros clientes se refiere, muy interesante y enriquecedor.

En el plano tecnológico nos está sirviendo para actualizarnos en el uso de diferentes herramientas colaborativas, conocer otras muchas que no sabíamos de su existencia y también volver a la esencia de que “Los procesos y las herramientas” deben estar al servicio de “Las personas y sus interacciones”. Volvemos a la esencia del ser humano. 

En estos momentos en los que la solución pasa, en gran medida, por una espera paciente, necesitamos -más que nunca- parar y reflexionar acerca de este nuevo panorama.

Y tú, ¿Cómo estás viviendo esta situación? Estaremos encantados de que nos escribas en los comentarios y así poder hablar también contigo.

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